Tan cierto que Boca no encuentra la salida, como que en algunos puntos parece dar vueltas por el mismo recorrido. Es el caso Palermo. Falcioni lo saca en un minuto determinado del partido, la sequía del goleador se extiende, su confianza se erosiona, las dudas sobre su continuidad se repiten y el técnico las desactiva en el inicio de la semana (aunque ayer se haya demorado un día en entregar la confirmación).
Pues bien, lo que se entiende como un respaldo fuera de la cancha, cada partido se convierte en mayor exposición adentro. Porque en realidad, donde al 9 le falta apoyo es ahí, en el campo. ¿Cuántas son las chances que falla en cada partido? ¿Diez? ¿Cinco? El domingo, Boca creó apenas tres situaciones claras. Dos de ellas un cabezazo de Caruzzo y un remate de Riquelme. En ofensiva, el sistema no parece perjudicar sólo a Martín...
Aunque no sea un tira centros, JC le sacó a Palermo la poca compañía que con Mouche podía tener en ataque. Acaso, el desborde. Uno, dos, pero alguno. Ni Clemente ni Monzón llegan como extremos como él dice. ¿Cuántos centros precisos a la cabeza de Martín tiraron entre los dos? Así, el respaldo de afuera se desvanece donde más importa. Y el laberinto les sigue ganando...
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