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Makita9H

viernes, 4 de junio de 2010

“¿Un gol en la final? Flor de peliculón sería ése”

A contramano de la lógica circense, lo más interesante está en el perímetro de la carpa instalada en el HPC, allí donde desfilan los protagonistas; mientras en el centro, detrás de las vallas, los periodistas van y vienen en busca de los testimonios de los jugadores de la Selección. La predisposición es absoluta, desde Messi a Pastore... Son 16 jugadores que van desfilando, con intermitencias, a lo largo de casi una hora... Pero hay uno que supera la media. Martín Palermo no sólo sobresale por su 1,89 metro, sino porque llega, se planta ante los micrófonos y no se va más...

A los 36, el Loco goza su Mundial como lo que es y será: el primero y el último. Y eso incluye contar una y otra vez qué es lo que siente, cómo transita “su” Sudáfrica 2010. “Esto lo tengo que disfrutar. En mi carrera pasaron muchos mundiales y no pude estar. Es único, impagable, el sueño hecho realidad”, cuenta un Martín que, goleador récord de Boca y todo, lejos de mostrarse superado, no disimula esa alegría que le brota. “Esto no se puede comparar con Boca... La Selección es lo máximo. No hay momento de mi carrera que se pueda comparar con esto”, deja claro por si no se notó.

El tema con mayor rating, mientras la cuenta regresiva rumbo al debut se acelera, es el de quién o quiénes acompañarán a Messi. Y en esa polémica, Palermo parece no anotarse. Martín tiene claro cuál es su lugar en este plantel y no se le caen las medias ni las medallas cuando explica que él está ahí, para apoyar afuera, aportando su experiencia. Como para que no queden dudas, 110% sinceridad, sentencia: “No necesito que me den más lugar del que tengo”. La magnificencia del HPC y la impecable organización de la Selección lo asombran como si se tratara de un principiante. Ahora, lo que Palermo sí tiene como propio, lo que no ve desde afuera, es ese rol de goleador milagroso. “Me veo teniendo la chance de jugar unos minutos, pero eso lo dispondrá Diego. Espero que no sea como contra Perú, porque significaría padecer, y no quiero volver a sufrir como en ese partido”, proyecta. La pregunta, entonces, es inevitable. Tanto ronda, que se la hace el propio Martín: “¿Que mi película termine con un gol en la final del Mundial? Uyyyy... Habría que traer los pochoclos, flor de peliculón sería ése...”.

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