Pablo Migliore defiende a Palermo pero dice que en la cancha no conoce a "nadie que no tenga la camiseta de San Lorenzo". Y, fana del box, sueña un "gancho al hígado" para voltear al club del que es hincha.
Le hinca los dientes a la pelota con furia de bulldog rabioso, elige oportunamente los colores de los guantes, se echa agua, imita a un Muhammad Ali inmortalizado con pericia de mimo, juega unos cuantos kilómetros más allá de los límites de la sobriedad. Local en su gimnasio, A 12 Rounds, que el año pasado inauguró en Ramos Mejía, hace sombra como la veintena de alumnos que, a la hora de la siesta, en una tórrida tarde que no invita al sudor, prefieren tenerlo como anfitrión. Y es al casete al que cuentan hasta diez. Porque Pablo Migliore, neoreferente de este Ciclón “en formación”, como le gusta decir a Ramón Díaz, entra en calor esperando el clásico que supo vivir desde el otro rincón. Por eso lo desdramatiza. Y expone su lengua cual cinturón, sin temor a rivales o prejuicios, mano a mano con Olé .
-¿El triunfo del otro día les sirvió para empezar a engranar y definirse como uno de los equipos que van a pelear arriba hasta el final? -Creo que sí, creo que los próximos dos partidos son una medida importante para saber dónde estamos parados. Más allá de que nos venimos armando, son partidos que prefiero tener hoy y no al final del campeonato.
-¿Los ayuda que, en general, no haya regularidad? ¿Les da tiempo a terminar de armarse? -Obvio. Nadie se saca mucha ventaja, los partidos no se cierran hasta que terminan. Ha pasado con Racing contra Olimpo: ganaba tranquilo y terminó apretado, todas las fechas hay partidos raros. Ninguno tiene chapa de intocable y por eso están todos los equipos con la ansiedad de pelear el campeonato.
-¿Qué diferencia a San Lorenzo en esa pelea? -Que está formado por un grupo muy bueno, noble, que quiere dejar una línea de convivencia para que el club esté donde corresponde. San Lorenzo tiene hambre. Y tiene jugadores de buen pie, como el caso de Ortigoza, Romagnoli, los hombres de adelante, que son los que nos definen los partidos.
-Cuando llegaste fuiste mirado de costado por tus historias en Huracán y en Boca. ¿Creés haberlo revertido? -El fútbol tiene esas cosas de juzgar al jugador porque tiene puesta tal o cual camiseta, y después todos se van dando cuenta de que uno está trabajando para su equipo, porque de ese equipo vive su familia. Me pasó algo parecido al principio en Racing y en San Lorenzo, y me ha tocado revertirlo con lo que más importa, que es lo que hago adentro de la cancha. Uno tiene que ser buena persona, ir de frente, trabajar para quien te dio la posibilidad. San Lorenzo me compró el pase, y eso para mí no tiene precio.
-Te vas a cruzar con varios ex compañeros y amigos. ¿Hubo algún llamadito o apuesta? -No, hablé con el Loco (Palermo) de cosas nuestras, de eso de que lo querían sacar o de que no, una boludez. Pero no soy de hablar, chicanear, yo estoy ocupado con mis cosas y calculo que ellos también.
-¿Por qué creés que es una boludez que cuestionen a Palermo? -Porque sí, es una boludez total. Hoy, los periodistas que lo están matando son los mismos que después le piden una camiseta. Hay muchos que tiran bombas para ver quién levanta el guante. Y hay jugadores a los que se los tendría que cuidar un poco más. A Martín se lo cuestiona porque no hizo goles en cuatro partidos... Y están Almeyda, Verón, el Kily González, el Bichi Fuertes, Román... Son emblemas. Creo que a esos jugadores los van desgastando más por lo que se habla que por lo que pasa dentro de la cancha y se cansan, los terminan perjudicando.
-No te veo con ganas de dejarle cortar la racha a tu amigo...
-Obvio que no. Adentro de la cancha él no me conoce a mí ni yo a él. Tengo una foto en casa en la que, en un San Lorenzo-Boca, yo estoy yendo a buscar el centro y él está saltando con el codo. Yo, adentro de la cancha, no conozco a nadie que no tenga la camiseta de San Lorenzo.
-¿Sos de hablarlo en la cancha?
-Si. Cada uno tiene su forma de jugar, y yo tengo la mía. Dentro de la cancha tengo que tener los pies sobre la tierra, pero en cuanto la pelota está lejos, si puedo distraer a un rival, mejor.
-¿Y sirve para algo?
-A veces sí, a veces no. Hay jugadores que se ponen incómodos. El otro día me tocó un jugador que, cuando el árbitro cobró offside, pateó igual. Y me dio a entender que era una joda. Yo me lo quedé mirando mal, como diciéndole “para mí no es una joda”. Después no lo hizo más, jaja.
-¿Es el momento para cruzarse con Boca, por situación y resultados? -Hay que respetarlo. En realidad, no sé si es momento para cruzarse con San Lorenzo... Porque no regalamos nada.
-¿Ganarle sería dejarlo fuera de la pelea?
-Esto recién empieza. Pero si nosotros ganamos, a ellos los va a perjudicar el doble porque es un clásico. Anímicamente, a mí que me encanta el boxeo, sería un golpe de nocaut. Hay que darle ese golpe, un gancho al hígado.
-Ya que te gusta el boxeo, ¿en la calle cómo te iba? -Nooo, estoy tranquilo.
-Pero de más chico, cuando eras camorrero...
-Mi récord era 100-0. Pero 99 veces me peleé por los demás, casi nunca me peleé por mí.
-¿Cuál es tu golpe top?
-El jab de izquierda.
-¿Y en el gimnasio ya te probaste?
-Sí, pero con el profesor. Hago guantes más que nada para aprender la técnica. Es un hobby. Yo estoy concentrado en dejar algo en el club, ojalá junio nos encuentre festejando.
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