tiki tako

Palermo siempre revive: con una definición genial, el 9 convirtió su segundo gol al hilo, dejó atrás la racha negativa y amargó otra vez a Independiente.

Palermo es así. Capaz de definir con un taco de crack lo que hace ocho días fue un toque temeroso. Palermo es así. Capaz de transformar diez partidos sin goles en dos festejos en media hora (con Huracán fue a falta de ocho minutos y ayer a los 22). Palermo es así. Capaz de cambiar en un mismo partido la imagen de goleador retirado (o en vías de) por la de goleador vigente. Palermo es así. Siempre revive. Siempre vuelve. Siempre sorprende. Siempre tiene algo más por hacer...

Y en esta historia de nunca acabar, Independiente será su testimonio de fe. Cuando el 19 de junio el fútbol despida a uno de los máximos goleadores de la historia (ya está a cuatro gritos de Sanfilippo), Independiente será un invitado de honor: ayer le metió el último al mismo rival que le había hecho el primero en Boca (Apertura 97). Cuando se hable de su goles extraordinarios, Independiente será una víctima de lujo: este gol de taco viene a competir con aquél desde mitad de cancha en Avellaneda. Y cuando se hable de los equipos que más sufrieron al hombre de los récords, Independiente también allí estará: con el de anoche le marcó diez, uno jugando para Estudiantes hace 17 años, señal inequívoca de su permanencia.

Ya no necesitará Falcioni ratificar su titularidad. Cómo será que ayer, al DT, hasta le preguntaron por qué lo sacó. A Palermo (que sigue con cuatro amarillas, no se limpió para el clásico) no sólo se le contaban los minutos. También los días. Hasta hace un ratito ni siquiera tenía situaciones. Anoche fueron tres. La primera la desaprovechó: solo, la tocó al medio para Mouche cuando debió rematar al arco. La segunda, el centro de Pablo, fue Tiki tako y de derecha (ya había hecho uno similar ante Pumas, por la final de la Sudamericana 05, pero de zurda) Y la tercera, un remate cruzado al inicio del segundo tiempo, apenas desviado. La leyenda continúa. Palermo es así.