"Ojalá pueda regalarles otro gol el domingo"

Eso les dijo Palermo a los chicos de la fundación que apadrina. El Loco le metió 17 goles a River y, a horas de su último superclásico, pide más.

Hay nueve nenes del barrio. Representan a unos 300 de la Fundación SOS Infantil. Llevan cartelitos con sus sueños escritos en ellos. Ninguno le pide un gol, ninguno le pide nada de fútbol a Martín Palermo. Es él solo, a pesar de la idea de no hablar todavía del Boca-River, el que no pude evitar lo inevitable y al final pide un deseo que haría felices a muchos: “Ojalá que el domingo pueda regalarles otro gol a estos chicos”.

Acompañado por Matías Caruzzo y Christian Cellay, Palermo encara el primer día de su última previa a un superclásico de muy buen humor, rodeado de nenitos a los que apadrina desde hace tres años. “Colaboramos con un autógrafo, una foto o una sonrisa nos llena mucho más que cualquier cosa que podamos hacer en la cancha. Después de tantos años en el club siento que tengo que colaborar con el barrio”, cuenta el Loco, con un micrófono en la mano, antes de incitar a más gente a sumarse a la iniciativa. A quienes lo hacen, los compromete personalmente poniéndoles una cinta de capitán.

Suelto y extrovertido, bromea con sus compañeros y saluda afectuosamente a los dirigentes que participan del evento, como Jorge Ameal, Daniel Angelici, Marcelo London y Christian Quintiero. A simple vista, al 9 no se le mueve un pelo por encontrarse a 40 días del final, en la cuenta regresiva de su último superclásico como jugador. Entre oficiales y amistosos, disputó 31 y le convirtió 17 goles. De toda clase. De cabeza, de penal, medio rengo, colgado del travesaño, desde 40 metros... Sabe que es el último y parece tenerlo bien asumido. Para el jueves programó hablar del tema con los medios. En la Fundación Proa, ubicada en la avenida Pedro de Mendoza y Caminito, en La Boca, sólo pide hablar del padrinazgo. “Es especial ser el padrino de los chicos, hablar con ellos, hacerles un pequeño regalo, como una foto, un autógrafo o una bici. Muchos ni pudieron festejar un cumpleaños y darles la chance es único”, dice. Pero, enseguida, cuando le preguntan si los chicos le habían pedido un gol a River, no duda. “Ojalá, ojalá...”, se ilusiona, y deja la charla. Se va del superclásico. Sólo hasta el domingo.