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Makita9H

domingo, 5 de septiembre de 2010

tarde para festejar


Palermo cortó la sequía después de seis partidos. Pese a que faltaban segundos para que se consumara la caída, lo celebró pidiendo que tacharan el 223 del trapo. bandera...

Definición, grito, beso, tachón.

La sonrisa desentona. El festejo, aunque contenido, también. A esa hora, la Bombonera era una caldera. De un lado, del de las preferenciales, quedó semi vacía después del 0-2. De los otros tres, gritan dejando en llamas la garganta. El gol de Palermo en el último minuto, más que calmar los ánimos, los enardece. Sirve para que Boca se vaya un poco menos perdedor de su cancha, pero no se celebra como otros: lógico. Es más importante para Martín, que se va con la tranquilidad de haber cortado una racha que, para algunos (no para el DT), ponía en duda su titularidad. Sin embargo, su rostro enojado, a la salida del vestuario, no era el de un goleador que por fin se sacó la mufa, sino todo lo contrario.

Aunque con ese rebote que le dejó servido la mala salida de Albil haya terminado con sus 125 días de angustia y seis partidos completos sin celebrar un gol con la camiseta de Boca, lejos está el Loco de pasar por un buen momento. Si bien es cierto que extraña la presencia de un enganche clásico (o más precisamente, extraña a Riquelme) o al menos de un lanzador que le ponga la pelota en la cabeza, también es cierto que lejos está de tener calibrada la mira. Ayer, ya había tenido una chance, un cabezazo que Luna le sacó en la línea, pero fueron más las veces que perdió de arriba que las que ganó. Desconectado, alejado del resto, sorprendió hasta tomando malas decisiones: con el arco de frente, prefirió tocar para Viatri, el nuevo goleador de Boca, con tres.

Su gol, en otras circunstancias, habría sido celebrado por la gente de otro modo: es el 12° que le convierte a San Lorenzo en 21 partidos, lo que lo convierte en el jugador de Boca que más veces le gritó a ese equipo. Sin embargo, su festejo y su seña para que tacharan su gol 223 en la bandera, desentonaron. Porque, aun con el 1-2, la derrota estaba consumada. A esa altura, ya era muy tarde para festejar...

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