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Makita9H

miércoles, 1 de septiembre de 2010

¿de qe hacemos la pelicula,Martin¿


Esta parte de la película de Palermo no parece cierta: él no metió ninguno de los cuatro goles del equipo en el torneo. Y Viatri, el otro 9, ya hizo tres. ¿El Loco se desquitará con el Ciclón?

Hay para elegir. Sólo es cuestión de sentarse y poner play:

De terror. Cuando falló aquellos tres penales con la Selección Argentina en la Copa América 99.

De comedia. Cuando festejó un gol tirándose contra un cartel. O cuando quebró el récord de Varallo. O el de Cherro.

De suspenso. Cuando entró contra River en la Libertadores 2000 y agarró la pelota en el área. Sí, lo va a hacer...

De acción. Cuando embocó de cabeza a Vélez desde 40 metros. O cuando sorprendió a Ustari y a Independiente desde la mitad de la cancha.

De drama. Cuando se le cayó una pared en España, tras el festejo de un gol, y le fracturó tibia y peroné.

Epica. Cuando entró ante Grecia en el último Mundial y convirtió el gol más cantado de la historia.

La carrera futbolística de Martín Palermo, qué duda cabe, se ha transformado en una película que incluye todos los géneros cinematográficos. Y en estos capítulos finales, el Loco sigue generando escenas que sorprenden. El ciclo Borghi lo encuentra titular, con otro 9 a su lado y estas cuatro fechas lo ven como un actor de reparto. De los cuatro goles de Boca, tres fueron convertidos por Viatri (el restante lo hizo Battaglia). Ni un mísero grito. Ni un protagónico. Nunca otro 9 con el que compartió cancha (Barijho, Boselli, Marioni) tuvo mejor récord que él. Sí, parece una de ciencia ficción.

A la hora de buscar las causas de esta racha negativa (su último gol en Boca fue en la 17° del Clausura, ante Independiente), surgen ciertos justificativos que hacen lógico el hecho de que no la meta. Lo raro es que Palermo se caracterizó siempre por dejar en rídiculo a la lógica. La razón entiende razones que Martín no. Ahora, ¿cuáles son esos motivos? A ver...

La cuestión física. A los 37 años, con un cuerpo grande y pesado, cuesta ponerse en óptimas condiciones. En los últimos años se notó que el Titán arrancaba un pasito atrás que el resto y de a poco se iba poniendo a punto. Esta vez resulta más evidente porque Palermo no hizo la pretemporada a la par del plantel. El 9 se sumó al equipo más tarde, luego de las vacaciones que se tomó tras regresar de Sudáfrica. Eso, hoy, lo complica para llegar a algunas pelotas que antes llegaba.

El esquema. No tiene, aún, un asistidor. Al jugar con otro por adentro, falta el jugador que desborde y le mande el centro. Un Palacio, por ejemplo, para no caer en Guillermo. Sí están Clemente y Giménez, los carrileros, pero que recién contra Vélez jugaron juntos su primer partido por las bandas. El domingo, se lo vio varias veces saliendo del área pero tirándose sobre la izquierda. Seguramente lo hizo para esperar recostado por ahí los centros de Clemente, ya que Palermo se siente más cómodo recibiendo la pelota sobre el segundo palo.

La falta del enganche. Cañete, Escudero y Chávez casi ni lo buscaron. Con Riquelme, seguramente, ganará en asistencias. Raro, el jugador con el que menos se entiende fuera de la cancha es el que más lo entiende adentro.

La falta de puntería. Contra Godoy Cruz tuvo una y pegó en el palo. Contra Racing pifió tras un centro en la jugada previa al gol de Viatri. Contra Vélez cabeceó desde el segundo palo, tras un córner, y Montoya la sacó por arriba. No está fino. Y si la toca poco...

San Lorenzo, rival el domingo, atrae. Con 11 goles en 20 partidos, Martín es el jugador de Boca que más le convirtió en la historia. Prepará el play...

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