Por primera vez desde que juegan juntos, ni Palermo ni Viatri la pudieron meter. Casi no tuvieron chances.
Podía andar mejor uno que otro. Fallar Palermo y meterla Viatri. O fallar Viatri y meterla Palermo. Según la racha, al momento. Pero nunca había pasado en este torneo que tanto un 9 como el otro tropezaran en un mismo partido, que no funcionara ninguno de los dos y, lo que es más preocupante, que no la metiera ninguno de los dos. Fue Estudiantes el primero que lo logró.
No importó la facilidad que suele tener Palermo para convertirle a su ex equipo ni tampoco la de Viatri. Que los últimos diez goles de Boca al Pincha sean propiedad exclusiva de ellos no intimidó ni inquietó a Orión, Desábato y compañía. “¿Si me acuerdo de alguna oportunidad de gol que hayamos tenido? No, la verdad que no”, reconoció Borghi luego del partido, ante la consulta periodística.
Apenas dos veces su equipo se arrimó al arco rival, sin demasiado peligro. Una, con un cabezazo bombeado de Palermo desde el segundo palo y otra a través de un remate fuerte y desviado de Mouche. El doble 9, esta vez, casi no entró en juego, tampoco funcionó como sociedad y se vio obligado a dejar el área para recibir, principalmente Viatri, que por momentos tuvo que intentar jugar de Riquelme más que de delantero de área...
La única vez en este campeonato en que ni Palermo ni Viatri la metieron fue en la tercera fecha ante All Boys, con la particularidad de que ese día (por lesión) no estuvo Lucas en el equipo titular. Cuando jugaron los dos en dupla, uno siempre la había embocado (suma 5 el Loco y 4 Lucas). Pero ayer, con Viatri con un vendaje especial en el hombro por la lesión que sufrió en el penal ante Colón, los dos se fueron secos de goles. Y a Borghi, por más que busque, no le va a resultar para nada sencillo encontrar una jugada de riesgo a favor.
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