Pese a que mojó en el debut de Borghi, Viatri sabe que Martín es intocable. "Yo trato de copiarlo en todo y aprender".
En el mundo de Lucas Viatri hay, todavía, una facilidad para mostrar las dos caras del personaje. La del superhéroe dentro de la cancha y la del pibe común y corriente fuera de ella. El del gol que empató el partido en Mendoza en el debut de este nuevo ciclo con Borghi al frente, con festejo Topo Gigio dedicado a Riquelme que lo estaba mirando por TV. Y el que ama salir de caza y pesca con amigos, llevar todas las mañanas a su hijo al jardín y reencontrarse después del mediodía para dormir la siesta juntos. El que el día después de ese gol sube a su familia a su auto para ir a reservar personalmente el pelotero para la fiesta de cumple de su nene.
Esa vida terrenal, la tranquilidad que demuestra para moverse en el fantástico Mundo Boca sin marearse, es la que hace distinto a Lucas Viatri. Poder jugar en el lugar que todos saben que es de Palermo, como lo hizo en el Apertura 08. O arrancar ahora como titular, con el desafío del doble 9, dejar conforme al Bichi y convertir el primer gol de Boca. "Lo tengo claro: si no funciona, salgo yo", dice con brutal sinceridad. Y enseguida, en la charla con Olé, agrega: "Pero lo tomo con tranquilidad. Sé las cualidades que tengo, lo que puedo demostrar, y también lo que no tengo. ¿Qué quiero decir? Que no puedo ir por afuera y desbordar".
-¿Cómo se sintieron jugando con Palermo en este primer partido?
-Bien, yo me sentí cómodo. No le pregunté a Martín, pero creo que él se sintió de la misma manera. Yo arranqué un poco más atrás, ayudando al Pichi (Escudero). Después también él se retrasó... La pasamos bien.
-¿Qué les pide Borghi?
-A los que van por afuera que hagan su trabajo, porque para tener dos 9 en el área necesitás dos carrileros que lleguen y tiren el centro. A veces también nosotros mismos debemos tirarnos para afuera y asociarnos al juego. Y a mí me dice que no juegue de espalda al arco, que trate de hacerlo de costado.
-¿Cómo manejás la presión de tener que rendir dentro de un esquema nuevo que incluye en el ataque a una fórmula muchas veces cuestionada como el doble 9?
-Como ya dije, sé que si no funciona voy a salir, pero pienso siempre que lo puedo lograr. Con respeto, si pienso que puedo ser el 9 de Boca, cómo no voy a pensar que puedo jugar con otro 9 como Martín...
-Ese parece ser tu secreto: confianza en vos mismo y no tomarte las cosas a la tremenda.
-Si no pensara así yo, ¿qué me queda? Yo siento que puedo ser el 9 de Boca, si no pienso y digo yo eso, ¿quién? Yo soy así... Tengo 23 años, estoy aprendiendo mucho y tener a Martín como compañero es espectacular, lo miro en cada entrenamiento, por algo hizo tantos goles. Tengo que mirarlo y aprender, y ganarme el puesto.
-¿Qué diferencias ves entre uno y otro?
-Por ahí Martín es más de área, no de salir tanto a recibir, a tratar de crear la jugada. Eso es lo que me comentan los que ven los partidos de afuera. Pero también tenemos cosas parecidas. Es más, yo trato de copiarlo en todo. Soy hincha de Boca y es mi ídolo. Lo mismo que Román.
-¿Cómo es jugar con tus dos ídolos?
-Lo disfruto al máximo. Trato de aprender todos los días, porque por algo ganaron lo que ganaron.
-¿Y de más chico qué ídolo tenías? ¿Cómo quién querías ser?
-El Bati, me gustaba él. Era el jugador de moda y lo seguía a muerte.
-Y ahora ya jugás en Primera y tu técnico dice que dos 9 como Palermo y vos ponen nervioso a cualquier rival...
-Eso te da confianza para entrar a jugar. Si el técnico piensa así y lo dice, el rival va a tener miedo, ja. Pero miedo a Martín, por lo goleador que es. Yo apenas trato de hacer las cosas bien. Que le tengan miedo a Martín y yo vengo de atrás. Hacemos el engaña pichanga, ja, ja.
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