Con una rodilla rota, convierte un gol. La semana en que su hijito recién nacido vuela al cielo, para calmar una más que mínima parte de ese dolor imposible de contar, pide jugar y llega por duplicado a la red rival. Pasan los años y, como si hubiera firmado un contrato con la eternidad futbolera, continúa quebrando récords. ¿Es tan Titán como parece Palermo? Este suburbio ubicado al norte de esta capital es un sitio justo para hallar la respuesta. Sobra paz. Ideal para descubrir al otro Palermo. Propone Clarín. Enseguida acepta Martín. Ahí está, sentado, con la cara de Ryduan, el hijo que lo hace sonreír, tatuada en el bíceps derecho. Ahí está, relajado, con el nombre Stéfano, el pequeño que lo alumbra desde allá arriba, escrito en el antebrazo izquierdo. Ahí está Palermo, el hombre.
-¿Qué hay detrás del Palermo que parece superar todas las barreras?
-Mi personalidad hace que yo me crea así. Porque nunca me doy por vencido. En nada, eh. Soy así. Siempre quiero todo. Pero más allá de la vida profesional, en lo personal tengo momentos en los que no estoy bien. Me pasan cosas en la vida como a cualquier persona. Por ahí parece que tengo todo por ser quien soy, por pensar para adelante y no quedarme en cosas que vivo, siento o sufro. Por ahí otros sienten más sus problemas y se caen anímicamente. Yo me mentalizo para sobreponerme a todo.
-Cuando quedás solo en tu habitación, ¿pensás mirando para atrás o para adelante?
-Pienso para adelante y trato de ver lo que va a pasar como yo quiero que me pase. A lo mejor no se da así, pero yo me preparo de esa manera.
-¿Tenés miedo a quedarte solo cuando te retires del fútbol?
-No.
-¿A qué le tenés miedo?
-Le tengo miedo a no estar en el vestuario, en las concentraciones, con mis compañeros. Le tengo miedo a no jugar. El retiro lo voy a tener que ir preparando con tiempo porque se me va a hacer duro. No lo voy a poder decidir dos o tres partidos antes. Y sé que no me voy a sentir solo porque las personas que quiero van a estar conmigo conteniéndome.
-¿Hoy con la vida cómo te llevás?
-Disfruto de mi familia, mi hijo, mis viejos, mi hermano. Estoy bien, muy tranquilo, más allá de cosas que me han pasado, de una o dos separaciones.
-Sos un tipo feliz.
-Sí, porque es bueno encontrar a una persona que te pueda llevar a a sentir eso.
-¿Estás otra vez enamorado?
-(Colorado el 9) Ja, ja, ja.
-¿O vas camino a enamorarte?
-Sí, estoy muy tranquilo. A esa persona que tengo al lado la voy conociendo, voy encontrando esa compañera, que puede ser la mujer que uno quiere tener para siempre, que sea la madre de sus hijos, como para tener una vida por delante junto a ella. Es muy bueno como para que acompañe la felicidad que tengo en mi profesión. Porque no puedo quejarme: en el fútbol soy el hombre más feliz de todos.
Se engancha y sigue: "Lo lindo es que hoy llego a casa y tengo con quien compartir esa felicidad. Es un comienzo para estar bien no sólo en mi profesión, sino también en mi vida fuera del fútbol. Así podré decir que soy feliz en todo, aunque la felicidad completa no existe. A todos siempre algo nos falta, más allá de tener dinero o lo que sea".
-¿Sólo te falta Stéfano?
-Seguro. Hoy sólo me falta él. Fue un momento terrible. Siempre él va a estar presente, aunque tenga 10 hijos más. El que vivió algo así sólo lo entiende.
-¿Y vos cómo venís sobrellevando su ausencia?
-Yo siento que igual Stéfano está, que es un ángel que me va acompañando a todas partes, que me ayuda a sobreponerme a todo, que me encamina. No está conmigo acá, pero sé que desde el lugar en que se encuentra me está ayudando.
-¿Cómo te llevás con Dios? ¿Lo perdonaste por llevarte a Stéfano?
-Sí, porque yo creo en Dios. Me ha dado lo que me dio. Y me siento feliz de ser padre porque tengo un hijo que está bien, que es sano y puedo darle todo lo que está a mi alcance. Tengo a mis viejos conmigo, a mi hermano. Eso me hace sentirme tranquilo.
-¿Cómo es el Palermo-padre?
-Trato de estar lo más cerca posible de Ryduan. Por las pretemporadas, los viajes, las concentraciones, y por no estar viviendo con él, a veces me hace pensar que no estoy dándole todo lo que un hijo necesita. Pero bueno, es la situación que yo tengo que enfrentar y él tiene que entender. Siento no verlo cuando juega, cuando vuelve del colegio, cuando vuelve de un cumpleaños. Siento no tirarnos juntos cuando queremos a mirar una película. Eso lo siento y sé que falta.
-¿Y Ryduan cómo maneja el hecho de ser el hijo de Palermo?
-Creo que está orgulloso del padre que tiene. Me cuentan la directora y las maestras que en el colegio los compañeritos hablan de mí después de un partido, de un gol o de lo que sea, y a Ryduan le cambia la cara. Me dicen que cuando me nombran él es feliz. Y eso para mí no sabés lo que significa. Lo que sí me cuesta a veces es que me vea como padre y no como el 9 de Boca. Pero bueno, también es lindo que mi hijo me tenga como ídolo.
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