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“¡Martín, Martín!”, exclama su mamá desde la platea, que está muy cerca del banco argentino. “¡Palermo, Palermo!”, vociferan los argentinos cuando llega el 2 a 0 frente a Grecia, perdiendo sus gargantas en este estadio sudafricano como las perdieron en el Monumental cuando, bajo un diluvio bíblico, el chico de Estudiantes de La Plata, el jugador de Boca, hizo el gol que clasificó a la Argentina para Sudáfrica 2010. Un gol que llevó a Martín Palermo (36), el hijo de Mary, el rubio con el 18 en la espalda, a convertirse desde ese instante y para siempre en el ídolo de todos.
“¡Jamás imaginé que diez años después de aquella oportunidad que tuvo en la Copa América la vida le iba a dar esta revancha. Siento una alegría inmensa por mi hijo y por todos los argentinos”, confiesa Mary, que no para de abrazar a los fanáticos que se le acercan y la besan como si fuese la mamá de todos. A su lado, Carlos, el papá, se confunde con los argentinos que copan la platea. Cantan: “¡Aplaudan, aplaudan, no dejen de aplaudir/ los goles de Palermo que ya van a venir!”.
LA FAMILIA DEL LOCO. Minuto cero. Argentina sale a la cancha. Martín es el último en pisar el césped –25% sintético, 75% natural– del estadio Mokaba, bautizado así en honor a un activista político que luchó contra el apartheid. Palermo eleva sus ojos al cielo y besa el tatuaje con el nombre de Stefano, el hijo de dos meses que perdió en agosto de 2006 (de su relación con Lorena Barrichi). El lo sabe: “Mi hijo, mi angelito, me ayuda desde arriba cuando lo necesito”. Se sienta en el banco, vibra con el partido y festeja eufórico el gol de Martín Demichelis. Diego Maradona sigue el 1 a 0 contra Grecia pegado a la línea.“Hablamos con Mancuso y el Negro Enrique para ver a quién poníamos por Gaby Milito. Ellos me dijeron: ‘Metelo al Pipita’. Entonces llamé a Martín”, contará luego Diego, en la conferencia de prensa. “Entrá y definime el partido”, le dijo el DT a Martín, que jugaba por primera vez en un Mundial. El ídolo de todos, “el optimista del gol”, como lo definió alguna vez Carlos Bianchi , recibe en el minuto 89 el rebote de un bombazo de Messi “y no me quedó otra que pegarle al arco”, como confesaría con humildad más tarde. El grito de gol copa el estadio y Maradona extiende los brazos para recibir a su hijo pródigo.
En la platea, Carlos, el padre de Martín, se seca las lágrimas y con un hilo de voz dice: “¡Este gol es el fruto de 18 años de carrera, en los que Martín se rompió el alma. No tengo palabras de agradecimiento para mi hijo. Ya no le podemos pedir más nada, ni a él, ni a Dios, ni a Maradona –que fue quien lo llevó a Boca–... Y ahora nos regaló este viaje a Sudáfrica y este gol”. A su lado Mary, como toda madre, no puede contener su emoción: “Hasta se me empañan los anteojos de tanto llorar”, asegura. Y ahí también está Gabriel, hermano de Martín, que llora sin parar. “Vinimos hasta Sudáfrica para ver su debut en un Mundial, estos 10 minutos... Hoy, 22 de junio, habría que bautizarlo El Día del Loco (así lo apodan a Palermo y ése es el significado del número en la quiniela). Sabíamos que ante Grecia, con Argentina casi clasificada, Diego lo iba a poner unos minutos. Pero jamás imaginamos este gol”.
En medio del clan Palermo se ubica Ryduan, el hijo mayor de 13 años, Martín (de su relación con Jacqueline Dutrá). “¿Qué te puedo decir de papá? ¡Es un orgullo ser su hijo! Ojalá algún día yo pueda llegar a ser la mitad de lo que es él”.
POR EL AMOR DE UNA MUJER. Ahí, discreta, conmovida, delicada, casi oculta entre la multitud, está la mujer que ocupa el corazón del goleador histórico de Boca desde hace dos años: Jésica Geneux, 29 años, modelo, que protagonizó el video La prima lejana, de Los Auténticos Decadentes y sueña con ser actriz. Allí, entre los hinchas, la diosa siguió todo el partido junto a una amiga. Emocionada, con la garganta lastimada de tanto alentar, después del 2 a 0 se anima a una confesión: “Estoy feliz. Nunca imaginé que el día que hiciera su debut en un Mundial convertiría un gol. Sin duda, Martín es un tocado por Dios”.
Pero prefiere no seguir hablando y seguir festejando. Busca a Mary, quien aún continúa saltando junto a los hinchas, y la abraza. La mamá del goleador profetiza: “Vamos a volver con la Copa, pero no por los goles de Martín. Eso se va a dar porque Diego formó un grupo humano increíble. Están todos concentrados en ganar y hacer felices a millones de argentinos”.
PALABRA DE TITAN. Para el final de esta historia, la voz del hombre que sin dudas es el ídolo de todos. Habla Martín Palermo: “Esto que estoy viviendo es único e impagable. Le agradezco a Diego, al cuerpo técnico y al resto de mis compañeros. Es una alegría única tener este escudo y representar a nuestro país. Todos peleamos por un lugar, pero conseguimos formar un grupo bárbaro. Estamos confiados y vamos por el buen camino. ¡Tenemos una fe tremenda! La verdad, cuando hice el gol no lo creía. Me agarró la locura de querer abrazarme a todos. Fue la única oportunidad que tuve. El de Arriba (Dios) siempre me toca. Y tengo la ayuda del angelito que está ahí arriba. Siempre voy a estar agradecido por lo que me da la vida”.
Mary Palermo cuenta que su hijo heredó de ella el optimismo y cree que “la gente piensa que él es un ser extraterrestre”.
-¿Cuál es la sensación de gritar un gol de su propio hijo?
-Es algo inexplicable. Siempre vamos con mi familia y nos abrazamos todos. Yo a veces me desboco un poco porque quiero que él me vea. Me desespero, hago gestos, pero siempre me dice: “Mamá, ni lo sueñes, no te voy a ver entre todas esas personas que gritan”. Cuando hace un gol, yo quisiera estar ahí adentro con él, abrazarlo. Recién cuando sale del vestuario lo puedo ver para felicitarlo y darle besos. Y a él le da un poco de vergüenza, prefiere que no esté nadie escuchando, ja.
-¿Cómo fue el grito de gol contra Perú?
-Ni lo vimos, fue increíble. Lo tuve que mirar 200 veces en la tele porque no podía entender cómo entre 18 piernas justo la metió mi hijo. Fue inesperado.
-¡¿Cómo no lo vieron?!
-Cuando Perú empató, nos fuimos. Estábamos empapados y no aguantábamos más. Nunca pensé que iba a mirar un partido en esas condiciones.
-¿Y cuándo se enteraron del gol?
-En el momento, porque nos levantamos y mi nieto Ryduan no se quería ir. Caminaba despacito y seguía mirando. De repente, empezó a gritar: “¡Abuela, abuelo vengan! ¡Hizo el gol papá!”. Nosotros no le creíamos, pensamos que había visto mal hasta que toda la cancha comenzó a cantar “Paaalermo, Paaalermo”.
-Cuando Martín empezó a jugar, ¿imaginaba todo lo que le está pasando? -No, cuando él me dijo que le gustaba el fútbol más que el estudio nunca me imaginé que iba a ser un elegido. Para mí, Martín es eso: un elegido de Dios. En lo bueno y en lo malo. Ojo, es algo que se lo ganó él, con esfuerzo, sacrificio y perseverancia. Toda ese energía para sobreponerse a las cosas la tiene desde muy chico. Igual, creo que él nunca pensó que después de diez años, y de lo que sufrimos en Paraguay, iba a volver a estar en la Selección y vivir este presente. Ese día de los tres penales fue terrible, nunca más quisimos verlos. Hasta por eso entró en los Guinnes. ¡Es una cosa de locos! -¿Es una revancha esta convocatoria? -No. Para mí es una oportunidad que puede marcar el final de su carrera de una manera especial.
-¿De quién saca lo optimista? -Creo que de mí. No sé mucho de fútbol pero siempre soy positiva.
-¿Qué es lo más lindo de ser “la mamá de...”? -No sé, todos me preguntan. Es algo muy loco. Creo que la gente piensa que es un ser extraterrestre, ja.
-¿Siente que se esperaba una hazaña de Martín en el Mundial? -Y sí. Yo estaba segura de que iba a hacer algo así. Pensaba que Diego en algún momento lo iba a necesitar. Sabía que iba a entrar y hacer algo.
-¿Cuándo se dio cuenta de que era especial? -Siempre. Con los goles increíbles que hizo, como el de cabeza de mitad de cancha, las lesiones a las que se sobrepuso... Todo lo que le fue pasando le sirvió para ser más fuerte. Es más, siempre se propuso ir por más y lo logró. Después del último récord que batió le dije “basta”, que disfrute pero que no se ponga ninguna meta, que juegue tranquilo. En casa lo mimamos: le cocinamos milanesa y tortilla, je.
-¿Ya se imagina la peli? -No me puse a pensar mucho en eso.
-¿Cómo sería el final? -No te sabría decir, todo lo que le pasa a él es insólito, no puedo imaginarme. Estoy orgullosa. El es muy especial. Además, tiene un plus porque Stéfano (su hijo fallecido) lo cuida desde una estrella.
Palermo aguantó la emoción de su primer gol en un Mundial porque cree que no será el único. Y dice que cambiaría su vida de película por "levantar la Copa el 11 de julio".
La madrugada siguiente a otra noche de gloria encontró a Martín Palermo respondiendo los miles de mensajes de textos que llegaron a su celular (la gente además hizo explotar la web de Olé con felicitaciones de todo tipo). "Me la pasé las tres horas que duró el viaje en micro a Pretoria con el celular en la mano, je", contó. Menesteres de ser el hombre leyenda, también le costó dormir: "Entre que llegamos y todo, me acosté como a las cinco de la mañana y hasta las diez pude descansar un poco". El mundo, nuevamente, había girado a su alrededor. Esta vez en el sentido más literal. "Fue el gol más importante de mi carrera, no lo dudo. Porque es la camiseta de mi país y porque es la mayor satisfacción que un jugador puede vivir. Luego de ver pasar tantos mundiales y no estar en ninguno, que me haya ocurrido ahora a los 36 es único. Y ojalá haya algo más que me sorprenda".
-Esta vez pudiste contener la emoción.
-Ja, es cierto, esta vez aguanté las lágrimas. Pero me las guardé para un momento más importante, je.
-¿Habrá un gol más, entonces?
-Por eso las guardé.
Está claro que si alguien pensó que el Mundial para Palermo ya terminó, que su sueño está cumplido, se equivoca. El hombre "con libretista propio", como suelen decir algunos de sus compañeros, ahora va por todo. "Claro que cambiaría este gol y cada una de las situaciones que me tocó vivir en mi carrera por levantar la Copa el 11 de julio", sostuvo.
Sonriente en cada respuesta, Palermo casi que se emocionó al escuchar los elogios de Jonás Gutiérrez en la conferencia de prensa. Porque si bien es cierto que ya nada es casualidad en la vida de este goleador, ayer, justo ayer, le tocaba hablar para todos los medios (creer o reventar). "Cuando terminó el partido le pregunté si era la única competición en la que le faltaba hacer un gol y Martín me dijo que sí. Es un orgullo estar con uno de los goleadores más importantes de la historia del fútbol argentino", le tiró su compañero. Y Martín se conmovió: "Muchas gracias. Para mí también es un placer estar rodeado de grandísimas figuras. Y esto se lo debo a una sola persona: a Diego, quien confió en mí, me dio la oportunidad y como cabeza de grupo está llevando esto de la mejor manera".
-¿Sentís que ahora sí sos un jugador que ya excede la bandera de un club?
-Ultimamente, después de lo que me tocó vivir con el gol a Perú en las Eliminatorias, se revirtió todo y, más allá de los colores, el cariño fue masivo, tanto como el reconocimiento y el respeto. Pero esto uno lo tiene que seguir alimentando. Igual, nunca terminás de convencer a todos, hay quienes no me idolatran o no les gusta mi forma de ser o de jugar.
-¿Ya pensaste un título para tu película?
-No, no sé, fueron tantas cosas que me pasaron...
-Tiene que tener gancho.
Olé recorrió Pretoria para ver si conocían al Loco. Los sudafricanos, agua. Pero los ingleses lo tienen junado.
Acá, de este lado del Atlántico, no es como allá... No está en todas las tapas, no aparece desde la pantalla de un plasma ni hace un gol de edificio a edificio. Acá, las caras son otras: Messi, Cristiano Ronaldo, Kaká, Robinho, Pienaar, por nombrar a algún sudafricano. Sí, Martín Palermo, el hombre del día en la Argentina, podría caminar tan tranquilo por la Church Street, en el corazón de Pretoria, como Fourie du Preez, el medio scrum estrella de los Vodacom Bulls, el equipo de rugby de la ciudad, podría hacerlo por la calle Florida. El día después del Palermazo en Sudáfrica, del conmovedor derechazo que se hizo historia para el 2-0 a Grecia, Olé salió a recorrer las calles para conocer si la gente de aquí sabe quién es ese rubio alto que llenó de alegría a 40 millones de argentinos.
"Mertin Pelerm", contesta uno de los policías que custodian la entrada del HPC, la concentración de la Selección. Aunque la fonética no es la mejor, el oficial aprueba. Pero sus cinco compañeros, no. Puestos a ver la tapa de Olé, obvio, todos saben quién es Maradona, pero uno de cinco apenas conoce al jugador que lo está abrazando (y a quien cuidan día y noche con celo extremo). El agente conocedor acepta posar para la foto, pero nada de nombres, por motivos entendibles. Ahí, entonces, resguarda la tapa como souvenir y también el anonimato...
"Esto es increíble. Es un día muy feliz para mí, estoy contento. Nunca pensé en esto, es único, impagable. Se lo agradecido eternamente a Diego, al cuerpo técnico y al grupo", dijo un emocionado Palermo tras el abrazo, eterno, con cada uno de los jugadores y el cuerpo técnico en el estadio de Polokwane.
Cuando, con casi 37 años, su inclusión en la lista de 23 era resistida por algunos, el goleador mantuvo su perfil bajo entre tantas figuras internacionales y esperó su chance. La chance que Diego Maradona le dio ante Grecia.
Oportunista como siempre, Martín no la desaprovechó. Su gol sirvió para ampliar el resultado de un partido ya definido, pero significó mucho más. Si antes del Mundial era el sexto delantero, hoy quizá se ganó el lugar de primer recambio en el ataque.
"La rotación es lo que Diego dice: acá no hay titulares. Todos peleamos un lugar, pero entre muchísimas figuras es un honor poder marcar", cerró el optimista del gol.
Entró en la historia. Como si fuera poco, Martín Palermo se convirtió en el goleador más veterano de un Mundial. Con 37 años y 277 superó al suizo Georges Bregy.
Increíble Palermo. Una película es su vida. Ahora, con la 18 en la espalda, y no con la tradicional número 9. "Sé que voy a entrar", le decía a Olé en la previa. Y sí, y entró el Loco nomás contra Grecia, con el partido ya definido, después del 1-0 de Demichelis. Entró en su primera vez en un Mundial, a los 36 años, a los 34 minutos del segundo tiempo. Un sueño cumplido para él, ya estar en un Mundial, y ahora jugando.
Poquitos minutos le alcanzaron a Martín para ser el gran protagonista de la noche sudafricana. Mientras Messi hacía méritos, y muchos, para hacer el primer gol en el Mundial, mientras otra vez pegaba un zurdazo en el palo, el Loco pudo hacer en poquitos minutos lo que a Leo no se le dio en los tres partidos de la primera fase. Gran jugada del 10, zurdazo, el arquero que tapó el remate y ahí esta Palermo, un imán tiene el histórico delantero, para definir cruzado, ¡con la derecha! Y Maradona explotó en el banco, y todos los fueron a abrazar a él, que se ganó el derecho a jugar el Mundial metiendo el gol clave en Eliminatorias contra Perú, que la metió en otros amistosos.
Mientras el Loco celebraba adentro, afuera lo hacían su hermano, su mamá, su hijo Ryduan. "Es un grupo bárbaro, estamos en un buen camino. Nunca la Selección se desesperó", contó Palermo todavía adentro de la cancha. Entró y la metió. "Esto es único, impagable. Estaré agradecido a Diego y a su cuerpo técnico, me mantiene con ganas y peleando sabiendo que hay tantas figuras adelante mío. Es una alegría única tener este escudo y representar a nuestro país", agregó el Loco, chocho cone ste día inolvidable.
La Selección ganó otra vez, tercero al hilo. Primero en la zona, ahora se viene Méxixo en octavos, el domingo a las 15.30. Eso quedó en segundo plano después de otro día histórico del gran Palermo. "Siempre hay algo nuevo para disfrutar en este fútbol tan maravilloso. Esto es impagable, las sensaciones que tenés en la cancha, cuando suena el himno. Es algo inolvidable, ojalá que el final tenga otra vez el sabor a esta felicidad. Le di de derecha, era la única que me quedaba, era difícil manejar esta pelota. La verdad es que no lo creía, en diez minutos que se dé, sólo traté de acomodarla; antes había pegado en el palo y no pude. Ahora hay que seguir empujando a Leo, que es un grande y no se le viene dando el gol. Estoy eternamente agradecido. El de arriba siempre me toca y tengo la ayuda del angelito que está ahí arriba, siempre voy a estar agradecido por lo que me da la vida". Y quién te dice si no la sigue metiendo...
Palermo disfruta de su primer Mundial incluso sin jugar y confía en que tendrá su oportunidad. ¿Será el gol de la final para su película? “Eso sería un peliculón, je”.
No necesito que me den más espacio del que tengo”. Martín Palermo asegura estar disfrutando el Mundial desde otro lugar. Figura de Boca aunque todavía no haya arreglado su continuidad, capitán y titular, no parece sentir el cambio de saber que aquí y ahora es uno más. Y uno que tendrá que esperar al costado la oportunidad, en un asiento que no está acostumbrado a visitar. “Lo que pasa es que acá estamos hablando de un plantel en el que uno es más estrella que el otro, en el buen sentido, claro. Estoy rodeado de monstruos”, dirá el Loco.
Sin embargo, ahí está él. Mete un gol en la práctica y recibe el aliento de Maradona, que le besa la cabeza, que choca sus palmas, que muestra que entre ellos hay un cariño especial. “Haber tenido a Diego de compañero y ahora de técnico, y encima en un Mundial, es algo de lo que también disfruto. Le voy a estar siempre agradecido”, dice el 9, ahora convertido en 18 (al fin y al cabo la suma da igual). Hay un día libre, como el sábado, y ahí está él. Se lo puede ver subir a un auto junto con Messi, compartir las fotos con la figura más buscada de Sudáfrica 2010 y hasta bajarse en el mismo barrio privado (las casas que alquilaron para sus familiares están separadas apenas por metros). Aunque en este caso no sea producto de la admiración que tiene por el pequeño crack. “Cada cosa que hace es increíble. Es el mejor del mundo”, aclara por si hiciera falta.
Hay algo que pasa por la cabeza de Palermo. Hay algo que lo hace sentirse pleno. “No me podía ir del fútbol sin vivir esto. Que me haya tocado a los 36 años, después de tantos Mundiales que pasaron en mi carrera y a los que no pude ir, me sigue resultando increíble”, insiste, aunque volverá a decirlo.
-¿En qué momento te ves entrando a la cancha? -No sé, no sé. Eso lo decide Diego. Será cuando lo considere oportuno. Yo valoro estar donde estoy.
-¿La esperanza está? -Seguro, sí. No sé cómo o en qué situación, pero me veo entrando en algún partido, teniendo la oportunidad de jugar unos minutos. Y si no, apoyaré desde afuera. Yo estoy feliz acá. Es algo que no vi nunca, no se compara con nada.
-Muchos escriben la historia de esta forma: faltan 20 minutos, la clasificación se complica, Palermo a la cancha...
-Jajaja. No, no quiero llegar a eso porque significaría que al equipo las cosas no les estarían saliendo bien. Quiero estar en el momento que Diego lo disponga.
-¿No imaginás alguna situación heroica como contra Perú? -No, pensarlo así sería padecerlo. Porque no quiero sufrir otra vez lo que nos pasó en ese partido. Si me toca entrar, que sea lo mejor para el equipo.
-Si te dicen que vas a hacer un solo gol en este Mundial, ¿firmás? -Sí, claro. Hacer un gol en un Mundial para cualquier jugador es inolvidable.
-¿Y en qué momento elegirías hacerlo? -En cualquiera, Mientras se dé y le sirva al equipo... Ojalá que me toque en el momento justo.
-¿En la final para terminar tu película? -Más que una película, eso sería un peliculón, jeje. Algo increíble. Que llegue cuando tenga que llegar. Mientras tanto, disfruto de esto como nadie, je.
¿Alguien lo duda?
En Olé salimos de viaje para contar cómo se vive el Mundial en los lugares donde nacieron los muchachos de la Selección. Y largamos por La Plata: allí encontramos una historia Mundial de Palermo... ¿De Martín? No, ¡de un caballo que se llamaba Palermo! Su dueño era un amigo del Loco, y hasta le tiñeron el flequillo. Nada de quedarnos muzzarella: contamos cuando el goleador hacía deliveries.
En La Plata se puede encontrar una plaza cada seis cuadras y cada dos o tres pasos ver una camiseta de la Selección. La ciudad respira más fútbol que nunca y las mesas de los cafés ya parecen un casting de aspirantes a Estudio Fútbol. ¿Otamendi o Jonás? ¿Clemente o Heinze? ¿Defender con tres o con cuatro? Nada es lo mismo sin fútbol, nada es lo mismo sin los payasos mediáticos de cada bar, cada café, cada oficina.
Se sabe: las historias futboleras situadas en esta ciudad tienden a ser desaforadas. Los del Pincha, por ejemplo, coparon las calles con ¡50 mil hinchas! cuando ganaron la última Copa y los jugadores tardaron cinco horas en llegar a la Plaza Moreno. Los hinchas del Lobo, por su parte, cada vez que el equipo necesita una victoria viajan a la Recoleta a pedirle una mano a Saturnino Perdriel, un ex presi del club. Al recibirlos, Perdriel no se pone de pie para saludarlos, debido a un problemita: está muerto desde 1888. Sin embargo, como cábala, los hinchas se juntan alrededor de su tumba para que los ayude desde el Más Allá.
¿En qué otra ciudad, entonces, podría haber nacido el Loco Palermo?
Sobre la calle 9, esquina 71, hay una casita marrón y blanca. La fachada no dice mucho, pero acá pasó su infancia el prócer San Martín. Acá tenía su pieza empapelada con posters de Soda Stéreo y le copiaba el look a Cerati. Iba al colegio Sagrado Corazón (calle 57, entre 8 y 9), encaraba el área en las Inferiores del Pincha y encaraba chicas en el boliche Block. Un winner total, andaba en una... Zanellita marrón.
“¡Qué épocas! Ibamos juntos en la moto escuchando Los Pericos. Un auricular del walkman se lo ponía él y el otro, yo. No había plata, así que la nafta la pagábamos a medias”.
El que habla es Roque Martín Muro, alias Pinocho. Roque tiene 36 años, es fana del Pincha y amigo de Martín desde los 12. “Yo le tiré centros antes que el Melli Guillermo -saca pecho-. En los partidos del colegio, Martín me los pedía pasados para hacer esas media-chilenas que después hizo en Boca, je”.
Antes de ser el optimista del gol, Palermo fue el optimista de la de muzza y fainá, la de palmitos, la de anchoas. “Entre el 93 y el 95 -precisa Roque-, mi viejo tuvo una pizzería. Las Caseras de Oro, se llamaba. Estaba en 5 y 56. Martín venía siempre a comer. Tenía un Fiat Uno bordó y, cuando había muchos pedidos, él mismo hacía el delivery en el auto. Acá ya era muy conocido, ya jugaba en Reserva. Así que imaginate la cara de la gente cuando abría la puerta...”.
Pura sangre, Palermo tuvo competencia, y no hablamos de animales como Higuaín ni Milito. “En el 98 -dice Roque- mi papá compró un caballo de carreras. Se llamaba Palermo, por el Hipódromo. En esa época, Martín tenía el flequillo teñido y entonces dijimos: ‘Se lo teñimos al caballo’. Y así fue. En la primera carrera hubo muchos medios y terminó sexto. Pero siguió corriendo y llegó a ganar diez carreras. Martín quedó como su padrino y por eso el caballo tuvo tanta repercusión. Una locura”.
Debe resultar agotador ser loco en una ciudad de locos. Palermo lo es. Sin embargo, Roque asegura que Martín siempre fue así, desde pibe, y hasta cuenta que una vez se le dio por comprar un mono. Ahora, su máxima locura: el Mundial. “Se lo tiene merecido por su esfuerzo. Pensar que los domingos nos levantábamos a ver al Napoli del Diego por Canal 9. ¡Y ahora está en el Mundial con Maradona!”.La primera pregunta llegó en inglés. Maradona, con sus auriculares que le iban traduciendo. Y llegó la primera respuesta, mientras comía una manzana ("no puedo más de hambre", dijo). El arranque de la conferencia fue una consulta sobre los goles errados. Y contestó el técnico: "No me preocupa porque si lo reservamos para los próximos partidos está todo bien. Hay que felicitar al arquero de Nigeria porque sacó tres o cuatro goles hechos. Lo importante es que llegamos, que el equipo produjo jugadas interesantes en ataque y no pudimos concretarlas todas. Se terminó sufriendo en un partido que cuando errás, terminás empatando. Es la ley del fútbol. Gracias a Dios no se dio eso porque cuando errás mucho, siempre con un rebote o un centro atrás te empatan el partido".
El eje de la conferencia fueron los goles errados, a lo largo de todo el partido. De Messi y de Higuaín, sobre todo: "No se erran a próposito los goles, tiene un mérito grande el arquero. Nosotros entrenamos mucha definición durante la semana y veías a Leo, a Carlitos, a Kun, a todos los que mandé a definir las metían al lado de los palos. Ahora no se dio. Lamentablemente no pudimos plasmar en el resultado lo que con juego veníamos ganando. Pero indudablemente empezar ganando como se ganó te da cierta tranquilidad".
A medida que pasó la conferencia, Maradona fue siendo más autocrítico por los goles que se erraron, que hicieron que la Selección terminara con los que te jedi en la garganta. "Con tres o cuatro goles de diferencia ellos salían a quemar las naves y no terminábamos como terminamos. Después de que erramos siete goles abajo del arco, son situaciones, Hay que borrar de la mente todo esto y pensar que los goles hay que hacerlos. Los goles no se merecen; el que ganó, lo ganó por goles".
Y más: "Creo que la falta de puntería a veces te hace que bajes la guardia. Si nosotros a Nigeria le hubiésemos hecho tres, estaríamos hablando de un partido brillante. Por eso es difícil hablar de momentos buenos y malos en el partido. No tenemos que perdonar. El que perdona, paga. A nosotros nos perdonaron. Parecía que no la queríamos meter. Parecía que no veíamos el arco, y eso que entre Pipa y Messi hicieron 60 goles, el arco lo ven. Habrá que hablar y definir los partidos".
Y se despidió con un balance positivo de este triunfo, consciente de que un triunfo trae triunfos: "Es un paso muy importante el que dimos. Hay que mejorar un montón de cosas para mejorar y llegar al séptimo partido. Cuando uno gana y se va afianzando, ya le toma el gusto a ganar. Nos pasó en el 86, en el 90. A medida que ganen los partidos, van a sentir la necesidad cada día. Pero no podemos perdonar más".
El crack ya deslumbra hasta a sus propios compañeros: Palermo se rindió ante tanto talento. "Es impresionante ver en persona lo mismo que se observa por TV", dijo.
Messi de acá, Messi de allá y Messi de un poco más allá y acá.
Tres periodistas de la televisión vietnamita se ponen en puntas de pie aunque igual vean, y emiten una especie de aullido placentero: "Ooouuu", dicen al observar una simple gambeta del zurdo que va por la corona que alguna vez se calzó Maradona.Hoy se juntan por Riquelme. Lo de Palermo está un poco más complicado.
Ameal está tranquilo. Sigue repitiendo que su prioridad es retener al 10 y hoy tendrá una segunda reunión con Daniel Bolotnicoff, representante de Riquelme, con la intención de avanzar con firmeza en la continuidad del enganche. En aquel primer encuentro, la semana pasada, hablaron de números y de duración de contrato y hoy, ya con las ideas más claras, tratarán de llegar a un acuerdo, más allá de los rumores sobre ofertas desde Brasil (Cruzeiro y Flamengo), de México (Atlas) y del interés de Racing. A pesar de que algunos de los miembros de la CD no están del todo de acuerdo, Boca le ofrecería finalmente un contrato por tres años, al igual que hizo con Battaglia, aunque supere el tiempo que durará el mandato de Ameal (2011).
La que no está encaminada es la continuidad de Palermo. Después del primer mano a mano entre Marcelo London y Gustavo Goñi, agente del 9, no hubo palabras felices del lado del delantero: “Martín está convencido de que se merece respeto, éste es su último año. No pide más dinero, sólo no quiere premios por objetivos a cumplir”, explicó ayer Goñi en La Red. Boca le habría ofrecido el mismo contrato que en el 09 pero con cláusulas que el delantero no está dispuesto a aceptar.
Hoy uno parece más cerca. Y el otro, no tanto...
Protagonistas:
*Palermo, Martín à Dios del optimismo.
* Maradona, Diego à Dios del pueblo.
*Veron, Juan Sebastian à Dios de la fuerza.
*Higuain, Gonzalo à Dios del área.
E |
n la ciudad de
Un día el dios del pueblo lo cito para el equipo de la selección de los dioses, era un encuentro bastante bravo, se encontraban por una aparte los dioses de Ghana y por otra los dioses del pueblo argentino, todos unidos en un equipo.
El Dios Puelo le dijo a Palermo que tenia que luchar contra el para hacerle un gol y poder darle una alegría a su pueblo. El Dios del optimismo acepto el reto.
Al empezar la batalla el Dios Puelo le pego a Palermo con el látigo, éste no se quedó atrás, pegó un salto y sacó de su bolsillo una navaja y se la clavo al dios de Ghana , pasaron unos minutos y Palermo pensó que el dios Gánense , estaba muerto, porque no se movía, pero en verdad el dios Puelo estaba vivo, estaba disimulando , él estaba bien y en cuento Palermo se descuidó, este no espero ni un minuto mas , lo ataco por la espalda ,cae al piso con sangre en sus manos y en su espalda.
Seguido a esto apareció el Dios amigo de Palermo, el dios de la fuerza, quien le dio a su amigo la cinta de capitán, con la que pasándose por las heridas se curo y obtuvo fuerzas para seguir peleando, juntos pudieron vencer al Dios Puelo.
Palermo en ese momento metió el remate e hizo que el equipo de los Dioses Argentinos tengan una oportunidad para ‘’el gran evento’’.
A la semana el Dios del pueblo lo llamo para que juegue contra los dioses de Perú, era un partido de vida o muerte, allí se jugaba la clasificación al ‘’gran evento’’.
Era un día feo, lluvioso con muchísimo viento, el estadio estaba lleno de semidioses argentinos y peruanos, alentando cada uno de ellos a su equipo.
El Dios del área, tras luchar varias veces con otros Dioses de Perú, metió el primer gol, pero el reto no termino allí, uno de los Dioses de peruano, metió el remate del empate.
En ese instante se vino la noche para el equipo de los Dioses Argentinos, pero el Dios del optimismo no se dio por vencido y en el medio de la lucha con los Dioses peruanos, con el viento y la tormenta que parecía estar a favor del equipo contrario, metió ese gol salvador para que el equipo del pueblo Argentino pueda entrar al Evento de Los Dioses del Mundo.
Pasaron unos meses y el Dios del Pueblo lo llamo para que juegue el ‘’gran evento’’. Palermo acepto el reto, luego de tantas luchas, con otros Dioses de otros países, los Dioses Argentinos, lo ganaron, con muchos goles del Dios del optimismo, fue como la gente que no lo quería, lo quizo, y los semidioses, y Dioses de otros países le fueron tomando respeto, y al llegar el Dios Palermo, la gente lo ovaciono y lo corono dándole el cargo de Rey de la ciudad de
Este Mito lo hice yo, para el colegio...